15/1/10

Echale la culpa a Tanguito y su lista interminable de cosas más importantes que la seguridad

Si yo pudiera, alguna vez, una sola más no sea, conservar lo que pensé la noche anterior en la nueva mañana, o llegar de la mañana a la noche pisando el mismo suelo, seguramente, no sería yo.

Sin ir más lejos, lo dicho lo escribí cuando me levanté.


Ahora no estoy tan segura.


Y cuando estaba por perder la cabeza
de tanto desnudar a la Verdad,
erguido en dos patas me miraba:
el hueso de albaricoque de una certeza.
La han pedido clara y distinta,
a gritos, murmurando, encarnada.
- ¡Tanta tinta derramada!
Y siguió su camino la certeza.

(Mochuelo dixit)

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