8/7/10

Esperanzadamente hablando

Me gusta asustar a la gente en la calle.
Ir caminando despacio, sin hacer ruidos, y cuando ya estoy bien cerca, a punto de pasar a mi víctima, meter algún ruido con las botas como para que se caguen en las patas y se den vuelta como locos pensando que los voy a matar, robar o violar.
Que se jodan, por desconfiados. 
¿Hace falta pensar que si alguien te pasa cerca, un prójimo que le dicen, sólo será para matarte?  ¿Soy la única que anda por la vida pensando que si alguien va caminando por la calle quizás sea porque se dirige a algún lado, al igual que yo, y que no se trata de un asesino serial que quiere matar personas blancas, de mediana edad o con pecas?

Hay muchos billetes nuevos.  Y cuando digo muchos, digo muchos.
Para bien o mal, tengo una íntima relación con el vil metal, que de metal casi nada, puros papelitos.
O sea, me la paso tocando plata.
Es la primera vez en mi Vida que pasan por mis manos tantos billetes recién salidos del horno, como bien dicen.
El problema no es que salgan del horno, sino que nos lleven al horno.
La maquinita está a full. Eso me perturba un poco.
¿Están emitiendo a cuarenta manos o los ciudadanos de Adrogué somos elegidos para que llenen nuestros cajeros de billetes bonitos con casi nada de gérmenes?.  Es raro, che.
Si alguno lo notó, le pediría que me lo notifique así me quedo más ¿tranquila?.

Hace un rato estuve con la nena que me regaló las figuritas de Sara Kay.
Traté de explicarle lo que me generó su regalo.
Y me entendió mejor que yo.
Lo cual me llena, aún más, si cabe, de esperanzas.

Cabe.

Y hay sol.

1 comentario:

  1. Hay sol.
    Como ya lo señalado un par de veces
    Y que se sigan cagando en las patas.

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