26/7/10

Echale la culpa a las Vacaciones II (aunque me olvidé de subir por acá la I)

Yo sé que mi casa le hace honor a mi apellido, pero convengamos damas y caballeros, que hay cosas que son de muy difícil guardamiento.  Algunos ejemplos, pa que vean.

 - El árbol de Navidad.  Muy bonito, claro, el arbolito.  Un coso enorme que sólo se luce un mes al año, o en mi caso, dos o tres.  ¿A dónde se guarda después que se desarma?

- La bufanda con los colores de Argentina que mi madre en un rapto de argentinidad futbolera me regaló en el mundial próximo pasado.  ¿La tengo que guardar cuatro años hasta el próximo Mundial?  ¿O la tengo que dejar a mano para que no pase lo que invariablemente pasará, o sea, desaparecer en el triángulo de las polleras?

- Los souvenirs que te dan cuando nace un pibito, o bautizan al pibito, o cumple su primer añito el mismo pibito.  ¿Hay que hacer un altar en el medio del living? ¿O en el baño? Posta, pero posta ¿alguien los guarda?

Acomodé el placard, ahí está la clave de tales cuestionamientos.

El orden exterior es reflejo del orden interior.

2 comentarios:

  1. La madre de todas las batallas es: ¿cuánto durará el orden de los factores que no altera el producto?

    ResponderEliminar