4/2/10

Echale la culpa al nudo

Tengo un nudo.
Y no es gordiano.
Alejandro, querido, puedes guardar tu espada, que si de desenvainar se trata y cortar en consecuencia, he aquí una especialista.
No es un nudo en la garganta.
Hace tiempo que las ganas de llorar se han mudado a otras tierras donde puedan sentirse bienvenidas. O necesarias.
Tampoco es un nudo en el estómago.
El dragón está manso y silencioso.
Ni siquiera es un nudo corredizo.
Marineros, pescadores y verdugos, abstenerse.
No es un nudo que pueda mermar cambiando de acondicionador.
Mucho menos apelando a la buena voluntad de la desatanudos.
Tengo un nudo.
 
 

5 comentarios:

  1. Nudo galleta, esos se me hacen a mi.
    Pero lo mío no tiene solución.

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  2. este me ha matao...

    como me gusta un nudo... allí, pendiendo como la espada de damocles, que se nos cruzan los refranes... o redichos... o renudos...

    ¿sabes el truco ese del nudo que desaparece tirando de la cuerda... que parece que lo vas a volver imposible y no queda ná?

    ese truco es genial.

    /

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  3. Qué coincidencia. A mi también me mata el nudo.

    No lo tengo visto al truco. Pero suena lindo.

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  4. Un nudo invisible, que no está pero que me va matando lentamente, que apenas si me dejar respirar, un nudo que lastras mis alas, que encharca mis pulmones de desidia, de desganas, de tristeza...

    Un abrazo, me gusto su blog. Le sigo

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  5. Exactamente. Eso es un nudo.
    Gracias.

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